14 de mayo de 2014

Tu no tienes que salvar a nadie.


Cuando estamos enamorados es muy común buscar la felicidad de tu pareja, solo queremos que todo este perfecto entre los dos y hacemos lo posible para que así sea pero ¿Qué pasa cuando lo llevas al extremo y empiezas a querer cambiar cosas que tal vez no deberías?

Cuando se quiere a alguien es muy fácil caer en el error de querer “salvarlo”, quieres ser alguien tan importante en su vida que buscas la manera de trascender y alejar “lo malo” que pudiera tener, lo veo en esa chava que soporta arranques de celos y piensa que ella es la única que puede calmarlo , el “ñoño” que ayuda a la “popular” a estudiar porque piensa que hay más allá que solo una cara bonita o en la típica chava que quiere alejar a su novio de las drogas, el vegano que intenta convertir a su novia carnívora, el que intenta darle una mejor vida a la chavita que tuvo que ser edecán para pagar sus estudios, incluso aquella que siente que debe de ser la mujer que haga sentar cabeza al que tiene miedo al compromiso, nos adjudicamos ese papel de salvadores y nos apropiamos de la responsabilidad de salvar a la otra persona sin que alguien nos lo pida.

Un gran amigo una vez me dijo “tú no tienes que salvar a nadie” y creo que tiene toda la razón, descubrí que nadie quiere ser salvado, porque eso significaría que no estas agusto con lo que tienes, el que tiene miedo al compromiso no pide que le den anillo, el alcohólico no pide que lo hagan dejar de tomar, al que le gusta la fiesta no quiere calmarse, el día que alguien los haga cambiar será porque ellos mismos quisieron ser una persona diferente para alguien más, pero no porque alguien los quiso hacer una mejor persona.

Si sientes la necesidad de "salvar" a tu pareja, podría ser que no estén viviendo la misma etapa y tu estés buscando una realidad diferente a la que vives, pero lo más importante es que si pasamos el resto de nuestras vidas intentando ser la persona que puede arreglar a alguien “roto” es muy probable que terminemos más rotos que ellos.


I'm not Jesus, I don't have to save sinners...
B.

5 de mayo de 2014

Tú eres quien nunca quiero ser.

Muchas veces conocemos personas que son relevantes en nuestra vida, esas personas que admiramos, que quisiéramos ser como él o ella porque creemos que su trayectoria es espectacular y aun sin conocer su futuro pensamos que será perfecto, son nuestros modelos a seguir… puede ser un padre o una madre pero también algún compañero de clase, amigo, colega o conocido que ves su vida tan diferente a la tuya y tan admirable que hasta envidia podrías sentir.

Sin duda para marcar tu camino profesional y personal estos modelos a seguir son importantes pero yo creo que hay una figura casi igual de trascendente, inclusive pienso que antes de tener un modelo a seguir deberíamos identificarla, hablo del modelo a no seguir, esa persona que nunca quisieras ser.

Me refiero a  aquellas personas que nos hacen sentir que no hemos hecho las cosas tan mal, porque para tí, ellos están "peor", esas personas que sientes que su vida es un tanto patética y jamás quisieras verte como ella o el, son las que representan todo lo que tú no eres o te da miedo ser, por que esta “mal” para ti.

Si en tu vida has podido notar que no quieres ser como ese, el que todo hace de manera “chueca” y con “tranzas”, la que se acuesta con todos y por eso sigue solterona, el que se cree un puberto y ya anda en los treinta y tantos, el que echó a perder su vida por las adicciones,  al prepotente que ni dinero tiene o el que no ha aceptado mejores puestos por que su novia lo controla… si has tenido la oportunidad de conocerlos, se más inteligente y siempre tómalos como punto de referencia, porque saber cómo no quieres ser es tan importante como saber a dónde quieres llegar.

Así que, esa lucha que haces día a día por llegar a ser quien quieres ser,  por adoptar conductas de quienes admiras y van en la misma línea que tu educación y creencias, deberia considerar tambien  quien no quieres ser, observa a esas personas que no inspiran nada en ti y aprende de “sus errores” (puede que para ellos no lo sean) para que el día de mañana no te descubras dando “mordidas”, siendo la “fácil” del pueblo o destinanando el dinero de tu maestria a la boda que tu novia quiere.

B.