Antes de poder decir las gloriosas palabras: “Eres el amor de mi vida” o “Mejor sola que acompañada”;
recorremos un largo camino integrado por muchos participantes… con todos estos
participantes hacemos un casting y sin
sonar tan interesada me refiero a la etapa más emocionante de todas “andar
quedando/ saliendo/conociendo” o como la quieran llamar.

Creo que esta etapa es la más divertida porque aún no se
tiene la confianza suficiente (para enojarse o reclamar) ni el amor suficiente
(para que te quieran aunque engordes o te quedes calvo) así que todos juegan de
una manera muy estratégica para que el otro piense “pero que chic@ taaaan cool me
encontré” y supongo que de ahí deriva que todo es miel sobre hojuelas.
Seguramente si nos acordamos de la última vez que estábamos “saliendo”
con alguien hasta nos emocionamos, ¡y claro! En esa etapa el interés está a la
orden del día, cenan, comen, van a conciertos, se mensajean todo el día y tú no puedes quitar esa sonrisita de tu
cara y si este baile amoroso resulta, lo que un día comenzó como “nos estamos
conociendo” se convierte en una hermosa y medianamente monótona relación que te
hace muy feliz…

Pero recordemos que en los castings no todos se quedan con
el papel… justo en esta etapa tus expectativas o ilusiones están tan altas que
por eso es tan fácil enamorarse con un mensaje o desilusionarse con algún otro
mensaje, aquí es cuando descubres sus “defectitos”
que no podrás tolerar, donde detectas la intensidad que asusta o identificas a
una “loca” en desarrollo…
Y ahora que vemos que hay dos lados de la moneda, en realidad creo que no importa si la experiencia que viviste/vives con tu “quedante”
es miel sobre hojuelas o chapopote sobre techo porque sin duda alguna,
sentirnos deseados por alguien nos hace pasar un muy buen rato….
B.
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